MARGALLO VS. MONTORO EN LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO
El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, dejó para el recuerdo algunas frases difíciles de olvidar en su entrevista con Ana Pastor.
“Todo Gobierno es un Gobierno de coalición con el ministro de Hacienda, y yo no soy el ministro de Hacienda”, señalando directamente al Ministro Montoro como responsable de que “yo tenga un 20% de presupuesto respecto a mi antecesora del partido socialista”.
El ministro García-Margallo desvelaba así su insatisfacción con la dotación presupuestaria de la Cooperacion de su ministerio, que parece caída en desgracia para el actual Gobierno. Desde luego, España se ha salido de la tabla –por abajo- acumulando un recorte en la política de cooperación del 70% desde su máximo en el año 2009 (un 50% del 2011 al 2012, un período en el que la reducción promedio de la comunidad de donantes, todos ellos afectados por la crisis, ha sido del 4%).
El ministro también aseguró que en el año 2012 no se bajó la ayuda en los sectores y países más sensibles. Esta afirmación nos sorprende enormemente ya que desde su llegada al Gobierno la partida de acción humanitaria se redujo un 83%, siendo hoy de sólo 22 millones, equivalente a lo que destina a este fin una ONG. ¿Qué puede haber más sensible que atender a las víctimas de catástrofes humanitarias? En este punto, o bien el ministro no recibió la información adecuada o bien entiende que quienes sufren hambrunas, conflictos o crisis humanitarias no pertenecen a los sectores y países más sensibles.
El ministro García- Margallo hablaba de los casi 500 cooperantes españoles que hacen una gran labor, pero en realidad son más de 2.000 los cooperantes, dos terceras partes de los cuales pertenecen a ONG de Desarrollo, algo que el ministro omitió –no sabemos si por desconocimiento o por desconsideración al trabajo de las ONG- cuando son precisamente ellas las que llegan de forma más directa y eficaz a las poblaciones más excluidas, trasladando la indudable solidaridad de la ciudadanía española.
Y mientras la ayuda humanitaria se ha estado reduciendo hasta niveles insólitos para cualquier país donante, el apoyo a la internacionalización de las empresas ha superado los 4.300 millones de euros, sin exigirles, por cierto, ni un sólo criterio de respeto a los derechos humanos como condición para recibir los recursos públicos. Sobran comentarios sobre qué dinero hay y donde se invierten.
Pero no puede el ministro Margallo echar balones fuera responsabilizando del recorte a otros. Su desatención a la cooperación nos hace pensar que Montoro recorta, sí, pero que Margallo calla y acepta. Su función no solo es impulsar una política de cooperación de calidad e impacto, sino defender unos presupuestos suficientes para que esa política no se quede desnuda, alejando a España de la comunidad de donantes.
El ministro García-Margallo debería pelearse a sangre y fuego con Montoro y su equipo en defensa de la cooperación, y más aún ahora que está articulándose la implantación de una Tasa a las Transacciones Financieras que debería destinar una parte importante de sus ingresos a una cooperación maltratada por este Gobierno. Un asunto sobre el que García-Margallo aún no ha dicho “esta boca es mía”, y eso que esta tasa se ha fraguado en un acuerdo europeo de cooperación reforzada, un ámbito de su expertise y competencia.
Necesitamos un ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación que se comprometa con la cooperación, que defienda ese ámbito de actuación como si fuera propio. Y que impulse las oportunidades de nueva financiación para esta política devastada por el Gobierno, como es claramente la Tasa a las Transacciones Financieras. Queremos ver a Montoro exigido por el imperativo moral y la responsabilidad de ayudar a los más pobres y no tranquilo porque el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación acepta dócilmente cualquier recorte, aunque nos deje en evidencia ante Europa y la Comunidad internacional como un país esencialmente castizo y volcado hacia dentro.