8 M- La Coordinadora Cántabra de ONGD apoya las iniciativas desplegadas por las asociaciones de mujeres
Los datos nos muestras que sobran las razones para exigir, en todas las partes del mundo, que se cumplan los derechos humanos de las mujeres, empezando por el primero de ellos que señala que todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Desde el punto de vista de la cooperación al desarrollo, es importante poner el acento en la pluralidad de feminismos, porque en cada comunidad, en cada entorno, en cada cultura, es necesario articular respuestas feministas locales, que generen igualdad, desde el respeto de los ritmos y necesidades concretas de las personas.
Y al mismo tiempo, es necesario poner en evidencia que nuestro sistema socioeconómico global se aprovecha de los paradigmas culturales y valores patriarcales que justifican la desigualdad de género, para perpetuar un modelo de desarrollo que consiente que una parte importante de la población mundial, con un alto porcentaje de mujeres, se quede atrás. Y es que la desigualdad de género es causa y consecuencia estructural de la pobreza.
Estamos viviendo un momento histórico respecto a los derechos de las mujeres, pero también un momento con graves amenazas en el horizonte. El auge de los fundamentalismos, el cierre de espacios democráticos, la misoginia estructural y los grupos anti-derechos, ponen en riesgo los logros alcanzados. Por este motivo, es clave dar una respuesta global-local, basada en derechos y en alianza con el movimiento de mujeres y feminista. Más mujeres, más organizadas y con más capacidad para exigir sus derechos, construyen sociedades más justas.