8M. De la resistencia a la acción: mujeres por la paz, la igualdad y la justicia

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COMUNICADO

 

Nos sumamos a todas las mujeres del mundo que no cejan en su empeño de construir un mundo en paz, igualdad, justo y libre de violencias.


En un contexto mundial de creciente militarización y conflictos, es imperativo recordar el enorme valor de las mujeres en la construcción de la paz.


Hacemos un llamado a levantar nuestras voces y unirnos en solidaridad con millones de mujeres que demuestran una y otra vez su capacidad para transformar el dolor y la rabia en acción; la opresión en resistencia y paz.


En un momento en el que el mundo en el que los conflictos se multiplican, es esencial recordar que somos las mujeres quienes sostenemos la vida, construimos alternativas de paz y transformamos el mundo. Mientras la Israel bombardea a la población civil palestina, encerrada y sin posibilidad de salida; aumenta la militarización de forma desenfrenada; se usa el cuerpo de las mujeres como arma de guerra; se persigue a las defensoras y defensores de derechos humanos y de la tierra… mientras todo eso ocurre, millones de mujeres se levantan cada día y tejen propuestas colectivas en defensa de la vida digna.

Desde tiempos inmemoriales, las  mujeres hemos tejido lazos de solidaridad y sororidad que traspasan fronteras. 

Desde tiempo inmemoriales, las mujeres hemos sido agentes de cambio a favor de los derechos humanos. Los movimientos feministas y de mujeres, en toda su diversidad, han sido los pilares de la lucha por la justicia y la igualdad. Hemos manifestado nuestra resistencia y rebeldía frente a sistemas de poder opresores y depredadores. Hemos tejido lazos de solidaridad y sororidad que traspasan fronteras.

En cada rincón del mundo, en medio de la adversidad y la opresión, las mujeres somos faros de esperanza, irradiamos valentía y determinación para enfrentar desafíos que ponen en jaque los nuestros derechos, los de nuestras comunidades y del planeta. Madres, abuelas, hijas, amigas, redes de mujeres que cuidan de la vida han sostenido la antorcha de la esperanza cuando todo parecía perdido, demostrando una y otra vez la capacidad para transformar el dolor y la rabia en acción, la opresión en resistencia y la guerra en paz.

Enfrentamos serias amenazas de retroceso en avances logrados con enormes esfuerzos históricos

Este 8 de marzo no es una excepción. Nos encontramos en un momento crítico; al incremento de las violencias, se suma un preocupante retroceso de derechos y libertades -principalmente aquellos que tiene que ver con la salud y los derechos sexuales y reproductivos-. Enfrentamos serias amenazas de retroceso en avances logrados con enormes esfuerzos históricos. Es precisamente en estos momentos de crisis donde la resistencia y la unidad se vuelven más vitales y necesarias que nunca.

Como organizaciones que trabajamos por el desarrollo y en defensa de los derechos humanos, reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, clase, etnia, edad, orientación sexual, situación de residencia y condición social puedan vivir libres de violencias, opresión y miedo. Hacemos un llamado a unirse en solidaridad con quienes sufren graves violaciones de derechos humanos; hacemos un llamado por la paz y la justicia en todo el mundo.

Los gobiernos tienen responsabilidades y debemos exigírselas.

Reconocemos las cinco áreas clave identificadas por las Naciones Unidas para este 8 de marzo que requieren acción conjunta para avanzar hacia un futuro más equitativo y sostenible:

  1. Invertir en los derechos de las mujeres. El progreso de las mujeres es un imperativo moral y un factor vital para el avance de toda la sociedad. Instamos a invertir en el empoderamiento de las mujeres y a garantizar que sus derechos humanos sean respetados y protegidos en todas partes. El enfoque feminista debe ser integrado en todas las políticas públicas, también el la política exterior-
  2. Erradicar la pobreza; construir la paz. Es urgente tomar medidas que frenen el crecimiento de la pobreza de las mujeres. Es esencial, tal como contempla la resolución 1325 de Naciones Unidas, garantizar que las mujeres participan activamente los procesos de resolución de conflictos y construcción de paz.
  3. Garantizar fondos que garanticen derechos. Los recortes presupuestarios y la inflación amenazan con socavar los avances en materia de igualdad de género. Es fundamental implementar políticas de financiación protejan los servicios esenciales para las mujeres y promuevan su participación en todas las esferas de la vida.
  4. Transición a una economía verde y a una sociedad del cuidado. El sistema económico actual perpetúa la desigualdad de género y el deterioro ambiental. Urge realizar una transición hacia una economía verde y una sociedad del cuidado que reconozca y valore el trabajo no remunerado de las mujeres y promueva su participación en sectores sostenibles.
  5. Apoyar a las activistas feministas. Es imperativo brindar un mayor respaldo a las activistas por la igualdad de género y los derechos de las mujeres y garantizar que tengan los recursos necesarios para llevar a cabo su importante labor.

El contexto mundial exige acciones inmediatas en defensa de los derechos humanos, la justicia, la paz, la protección del planeta y la igualdad para todas las personas en todo el mundo. Los gobiernos tienen responsabilidades y debemos exigírselas. Sigamos la senda iniciada por nuestras ancestras, unámonos a millones de mujeres que a diario defienden la vida. Sigamos caminando por la senda de la paz y la justicia. Salgamos a las calles, tomemos las manos de nuestras hermanas, y exijamos un mundo justo y en paz que garantice los derechos humanos de las mujeres.

Únete a las movilizaciones. Nos vemos en las calles, en todos los sitios. En resistencia y por la construcción colectiva de la paz, la igualdad y la justicia.

 

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