ACABA EL FORO SOBRE ODS, CONTINÚA EL TRABAJO (TANTO PARA GOBIERNOS COMO PARA LA SOCIEDAD CIVIL)
El Foro Político de Alto Nivel sobre los ODS finalizó la semana pasada. Durante casi 10 días, Nueva York acogió este encuentro que sirvió para tomar el pulso a la puesta en marcha de los ODS. 22 países –tres europeos: Francia, Finlandia y Alemania- presentaron voluntariamente informes sobre sus progresos en la implementación. Abrieron así el camino para que el resto también lo haga.
La sociedad civil estuvo presente en eventos paralelos con los que se incidió en la agenda política que los Estados están poniendo en marcha. Una vez finalizada la cita, el trabajo de los gobiernos para llevar a la práctica sus compromisos continúa; como también continúa la vigilancia ciudadana sobre las decisiones políticas. Los documentos que se aprobaron, los acuerdos y los escollos serán determinantes para afrontar este camino.
La Declaración Final del Foro refuerza la necesidad de acelerar la implementación de la Agenda 2030 y crear las condiciones para garantizar que los compromisos pasan a los hechos. Deja muy claro que se trata de una agenda centrada en las personas, transformadora y universal; es decir, todos los países están obligados a cumplirla –tanto interna como externamente- en sus tres dimensiones: social, económica y medioambiental. El documento ofrece numerosas claves que deberán ser tenidas en cuenta por los países y, en el caso de España, por el nuevo gobierno.
Qué significa “no dejar a nadie atrás”
- La dignidad de las personas está en el centro
- Trabajar para la erradicación de la pobreza y el hambre
- Trabajar para alcanzar el desarrollo sostenible
- Garantizar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres
- Promover sociedades en paz e inclusivas
- Respetar y garantizar los derechos humanos – incluido el derecho al desarrollo
- Promover un sistema económico global equitativo
- Construir un mundo en paz y libre de violencia y terrorismo
- Asegurar la participación de las personas más vulnerables
Algunos baches en el camino
Las negociaciones sobre su contenido han dejado en el camino algunas cuestiones que deben ser tenidas en cuenta de cara a nuestro trabajo de presión política. Se detecta, por ejemplo, la necesidad de concretar un mayor liderazgo nacional y regional. En relación a los países desarrollados, queda en el aire cómo implementarán la agenda en sus políticas nacionales. La financiación es otro de los temas que no ha sido aterrizado como merece; no se cuenta con decisiones precisas en este sentido y, por tanto, la puesta en marcha de algunas medidas dependerá de los recursos con los que finalmente se cuente.
Los próximos pasos de los países deberán asegurar mecanismos de rendición de cuentas cuyos análisis queden reflejados en las revisiones nacionales. En este sentido, hay que destacar los esfuerzos de algunos países –como Suiza– que van más allá de lo acordado y presentarán una revisión de estrategia y acciones en 2018 y 2010. Esta decisión debería servir de ejemplo al resto de Estados.
Finalmente no aparece contemplado el concepto “responsabilidades comunes pero diferenciadas”; una oportunidad perdida para asegurar que cada país asume sus responsabilidades de acuerdo a la dimensión que le corresponde.
Una de las cuestiones que mayor polémica ha causado ha sido el derecho al desarrollo. Cuando se cumplen 30 años de este concepto acuñado por el PNUD, no todos los países han estado de acuerdo en contemplar todas las cuestiones que tal propuesta supone. Hubo presiones para que se quitara, aunque finalmente se contempló en el punto 7.
Cómo poner la agenda en marcha
El Sistema de Desarrollo de Naciones Unidas ha elaborado una propuesta para guiar a los países a poner en práctica la Agenda. Conocida como MAPS (Mainstreaming, Acceleration and Polciy Support), cuenta con tres fases: transversalización, aceleración y apoyo a las políticas públicas. Según nos explica Marta Pedrajas, especialista política del PNUD, “transversalizar significa vertebrar, integrar la Agenda 2030 en todas las políticas nacionales, regionales y locales a través del aterrizaje de los objetivos, metas e indicadores”. Para Pedrajas es muy importante llegar al nivel local porque es así como los ODS se han construido: de abajo a arriba.
Es crucial que se mida el progreso que se vaya alcanzando para que puedan realizarse los ajustes que sean necesarios. Para eso, precisamente, se aprobaron los indicadores globales de los ODS, pero ahora es necesario que se construyan indicadores nacionales. Y es ahí donde está una de las claves que los países deben realizar de manera inmediata. En el caso de España, el nuevo gobierno deberá acelerar este proceso para garantizar que no se queda a la cola.
Las otras dos fases de este enfoque son la aceleración y el apoyo a las políticas públicas. Aceleración significa disponer de recursos suficientes para las áreas prioritarias, fortalecer las sinergias y alianzas, y salvar los cuellos de botella. El apoyo a las políticas públicas pasa por fortalecer las capacidades nacionales y locales para que los países alcancen su propio desarrollo.
Retos para la sociedad civil y para el Gobierno español
Si algo se ha repetido desde que comenzó a construirse la Agenda 2030 es que todos los actores implicados deben apropiarse de ella. Por eso, la implicación de la sociedad civil es crucial para su éxito. El papel que hemos jugado en este sentido ha sido muy relevante. El análisis que se ha realizado en el marco de Futuro en Común, da importantes claves sobre qué significa esta nueva agenda. Por otra parte nuestra participación en el Foro de alto nivel nos ha permitido entender de primera mano los retos que tenemos por delante. Los desafíos inmediatos pasan continuar vigilando los avances (o inmovilismos) que se vayan produciendo y, sobre todo, trasladar al nuevo gobierno nuestras propuestas comunes.
El nuevo gobierno debe dar un paso al frente y liderar la implementación de la agenda tanto en sus políticas internas como en las externas. La coherencia (para el desarrollo sostenible) entre las diferentes políticas debe ser garantizada para no construir con una mano lo que se puede destruir con la otra; la complementariedad entre unas y otras es esencial. Por otra parte, como ha quedado claro en la declaración final del Foro, urge la construcción de la arquitectura institucional que asegure que la Agenda se pone en marcha y avanza de manera adecuada. Y, por supuesto, es necesario contar desde el inicio con un sistema de rendición de cuentas que informe de manera constante sobre avances y retrocesos.